Tiempo del no tiempo


Extrañar en la mañana,
a la mañana en sí.
A lo que vendrá mañana,
siempre tan lejano.

A la voz ajena, 
al frío por la ventana rota.
A la construcción del recuerdo anterior,
a la posterior anécdota exagerada.

Al paso del camión barrendero,
que limpia las hojas
del gris cemento
que se convierte en cancha.

Al gol en arco chico, sin arquero.
Al falso guardameta,
a la trampa,
y al gol que no vale.

A la inmediatez de la resiliencia,
a la revancha mañana acá mismo.
Y de la violencia al miedo,
al cruzar la calle de la mano,
y hasta mañana.

La tormenta está afuera.
La única certeza de los sabios,
que toda tormenta termina,
y la paciencia ahí siendo,
sin usar paraguas, 
nunca tan cercana.



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