Desierto


En los ojos cerrados está la fragilidad.
En los ojos abiertos está lo sensible.
Y en las lágrimas, que de ellos se escapan, está la vida.

La expresión de la arena en el desierto,
una diosa extraña, un adiós al extraño.
Un abrazo de viento, el olor a lluvia el mejor deseo.

Un avión pasa alto, no tiene agua, solo tiene ojos.
La memoria es muy fuerte, pero no calma la sed.
Nada calma la sed si el agua no es tuya.
Nada calma el hambre si el hambre sos vos.

Si la arena se llena de ideas de angustia y el sol es culpa,
¿quién puede vivir en el desierto?
Seguramente alguien que no quiera hacer la danza de la lluvia:
las nubes se juntan si movés los pies, y el olor a tierra húmeda te adormece en la ilusión.
Y en el último suspiro está la vida enfrentando a la inoportuna, a la injusta de siempre.

Y cuando la lluvia empezó,  vos eras tan frágil.


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